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jueves, 16 de abril de 2009

Los hermanos Voltaire


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Un mes antes


El sol matutino alumbraba toda la isla Génesis mientras sus habitantes, levantados desde el alba, emprendían sus actividades rutinarias. Sembrar, alimentar a los animales y ordeñar a las vacas eran las cosas que llevaban a cabo en las mañanas, y en la familia Epsting Haley era la encargada, no por ser la mas apta o algo parecido, sino porque tenía una facilidad de la que los demás carecían: ella podía volar. En cuestión de minutos pasaba de su casa en el centro de la aldea a la extensa granja que su familia poseía. Nunca supo decir exactamente cuando fue que descubrió esta habilidad, pero desde que cumplió 12 años comenzó a encargarse de cuidar a los animales.
Sin embargo Haley no era la única en la isla con una cualidad especial: su hermana, Riley, podía estirarse como si fuese de goma; Phillip, su primo, podía crear rayos de sus manos; y David, el asistente del sacerdote, había desarrollado pyrokinesis. Los cuatro chicos habían sido muy buenos amigos desde antes de descubrir sus poderes y tenían todo lo que pudiesen querer, desde el reconocimiento de su pueblo hasta familias que los cuidaban. Se diría que sus vidas eran perfectas si no fuese por un hecho que los cambió para siempre:
Durante una tarde como cualquier otra, los chicos se reunieron en la casa de Phillip para merendar con él y su hermano menor, Axel.
-Qué ricos que están tus pastelitos, David -Le dijo Axel con su típica sonrisa y su voz aniñada.
-Gracias Axel, a mi me gusta mucho cocinar.
-Axel tiene razón, cocinas muy bien - Aportó Haley alegremente.
-Ojalá fuese así de dulce la mujer que llegó al pueblo hoy... -Dijo Phillip preocupado- Yo la fui a recibir y me dijo "no molestes mocoso".
-¿En serio, Phillip? -Le preguntó Haley sorprendida.
-Si, yo tampoco lo podía creer...se nota que no es del pueblo.
-Se parece a tu hermana Riley-Le dijo Axel entre risas a Haley.
-Jaja, es verdad, ella también me trata así a mi.
-Pobrecita Haley -Dijo David apenado.
-Supongo que ya me acostumbre a eso...
-Jaja, si te molesta demasiado nada más decinos a nosotros y... -Pero Phillip no pudo terminar la oración ya que su madre entraba desesperada y con una expresión de pánico a la habitación.
-¡Hay un incendio! Se quema toda la aldea, nos tenemos que ir para la costa, no hay tiempo.
Acto seguido los chicos y la madre de Phillip salieron corriendo de la casa.
-Tengo que ir por mi familia, nos encontramos en la costa - Les gritó Haley de lejos con lagrimas en los ojos.
-Tené mucho cuidado, querida -Le dijo la mujer mientras Haley salía volando hacía su casa.
A unos 30m de ella vió a Riley caminando con una desubicada quietud.
Riley! ¿Adonde están mamá y papá?-Riley no contestó -¿Me escuchas? ¡Riley! -Su hermana la tomó llorando de los brazos- Contestáme -Dijo con un hilo de voz.
Riley la miró casi inexpresiva y le dijo "murieron, ya no están". Haley se tiró al suelo y comenzó a llorar desconsoladamente.
-Se murieron, se murieron, se murieron -Repitió Riley llorando.
En ese escenario llego David casi sin aire.
-¿Qué pasó? -Preguntó mientras se acercaba, y al ver sus caras se dirigió a ambas y las abrazó. -Todo va a estar bien.
-Nada va a estar bien -Dijo Riley con una severa amargura en su voz. Los miró a los ojos y después salió corriendo.
-Riley, esperáme, soy tu hermana...- Le dijo Haley mientras la seguía volando.
-Haley, tenemos que irnos. -Le gritó David antes de perderla de vista, por lo cual comenzó a buscarla entre el humo que destrozaba la aldea. Haley estaba desmayada en el suelo, y al despertar comenzó a gritar "¡Riley, Riley!".
-Dejala Haley, ya al vamos a encontrar, ahora nos tenemos que ir -Dijo David viendo el avance del fuego.
Cinco minutos más tarde llegaron al puerto adonde las personas de la aldea estaban evacuando la isla.
-¡Chicos! -La voz de Phillip se escuchó a unos metros de ellos.
-Acá estamos -Dijo David mientras traía a Haley abrazada.
La madre de Phillip se dio cuanta de lo ocurrido y fue a abrazar a la chica.
-Shh...ya no llores -Decía intentando ayudarla a atravesar la situación por la que pasaba.

De lejos se veía como el fuego consumía a la aldea y se extendía por toda la Isla Génesis con una velocidad extraordinaria e irreal. Ese día marcó un antes y un después para sus habitantes, sus vidas estaban a punto de cambiar y nada podría evitarlo
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