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domingo, 20 de septiembre de 2009

Nuevo poder

La habitación estaba sumida en el silencio. Atlanta, horrorizada, se colocó detras de Caleb reprimiendo un grito de desesperación.

- Shh, si hacen lo que les digo no va a pasar nada - les dijo Gertrude con malicia en sus ojos.
- Que querés de nosotros?
- Solo quiero que vengan conmigo... se fueron muy rápido de la mansión la última, solo queremos tenerlos durante un período más... razonable.
- Yo te acompaño, pero dejalos - le dijo Atlanta.
-No me sirve tener solo a uno, necesitamos a los dos.
- Por favor, no me podes llevar solo a mi?
- No, y ya terminaron con mi paciencia - Con una expresión de asco en el rostro, Gertrude impulsó a el abuelo y Dafne hacia la ventana, destrozando la sala de estar. Al ver esto, Atlanta tomó a la bruja por detrás, tapándole la boca con la mano y desmayándola.
- Lo hice - dijo sorprendida - Cal, lo hi... -antes de terminar la frase, ambas desaparecieron dejando atrás la casa del abuelo. En su lugar, aparecieron en una habitación oscura y elegante, delante Nicéfora, que jugaba al ajedrez con Gluttony.
- Wow, que rapidez - dijo - pensé que ibas a tardar un poco más, mamá.
Se levantó del sillón y miró a Atlanta. Poco tardó en darse cuenta de que Gertrude venía como rehén y no como secuestradora.
- Que le hiciste, mocosa?
- No se - le respondió buscando una salida.
- No busques escapatoria, no hay puertas en este cuarto, solo se puede aparecer o desaparecer. Y como veo, no te sabes controlar.
- Yo no aparezco, bruja.
- Ah, no? - le dijo con un tono de fingida confusión - eso no es lo que me parece a mi. Vos tenés dos poderes: aparecerte y paralizar.
- Cómo lo sabes?
- Yo se todo, querida.
- Callate y decime que querés de mi.
- Tu esencia.
- Qué es eso?
- La esencia es todo lo que sos, tu poder, tus fortalezas y tus debilidades, todo tu ser. Pero no creas que hace falta morir para extraer tu esencia. No, no. La esencia tiene la capacidad de doblarse, de permitirte vivir con una copia de ella. Nadie nota la diferencia. No es como el alma, sería algo un par de estratos más abajo.
- Si te doy eso... nos dejarías en paz.
- Si, no soy tan rencorosa. Mientras tenga lo que quiero lo demás no me importa.
- Entonces hacelo.
-Chica valiente, eh?
Atlanta, desconsolada, lloraba en silencio. Sus pasos hacia la bruja le parecían eternos. No confiaba en ella. Sabía que le había dicho una mentira, pero era la única forma de salvar a su familia, a sus amigos.
Nicéfora flotaba a escasos centímetros del suelo y sostenía un bastón oscuro en sus manos. Parecía preparada para hacer alguna especie de ritual, pero un estallido la descolocó.

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