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martes, 29 de septiembre de 2009

Noir


Cuatro tazas de café, dos sillones y una gran ventana que daba a la Torre Eiffel conformaban la tétrica habitación en la que estaban Nicéfora con Penélope, Tisiphone y Blood Gloom.

- Vamos a tener que festejar esto. En este preciso momento, Baphonet va a recuperar la magia que perdí.
- Te felicito - le dijo Gloom.
- Ojalá pudiese decirte lo mismo, Gloom, pero no hiciste nada que lo amerite.
- Siempre tan ácida.
- Gracias - le dijo con una sonrisa - ahora tomen el café, se va a enfriar.


En el Hemiciclo, Alan abrazaba a Atlanta.
- Shh, no llores, no va a pasar nada.
- Tengo miedo, una mujer estaba atacando a mi abuelo y a Dafne, no se como están ahora.
- Yo se que vas a volver a ver a tu abuelo.
- ¿Cómo lo sabés? ¿Y Dafne?
- Por suerte, para ella, no la vas a volver a ver. - Le respondió mientras la seguía abrazando
- No te entiendo.
- Resulta que... - le dijo apretandola con brusquedad contra su pecho - tu abuelo...
- Me estás lastimando, Alan. - le dijo con un hilo de voz.
- ... está muerto. Y eso quiere decir que vos también lo vas a estar.
- Alan... - la voz se le quebró y lo vio alejarse con una sonrisa malévola en el rostro. Mientras ella, sumida en el pánico, era atravesada por una lanza.


La taza de café cayó al suelo, haciéndose añicos que se perdían en la alfombra. Un sentimiento de grandeza, y un poder ilimitado y embriagador había atrapado a la bruja. Nicéfora acababa de recuperar todo su poder.

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Página 731

"1760

Finalmente capturamos a Nicéfora y nos asegurarnos de que pierda sus poderes. Creimos que lo mejor sería repartirlo entre todos, pero nadie quiere tener ese peso encima, es maldad por dentro.
Les dije que yo podría cuidarlo, que yo tenía le autocontrol necesario para mantener ese poder intacto, y así fue. En este momento porto este gigantesco peso. Espero poder mantenerlo inactivo, no se que podría pasar en caso de que se libere.
1800
Hoy descubrí que el poder puede pasarse a mis futuros hijos, logré ir con una curandera, ella evitó que eso ocurra.
1850
Hoy murió Laura, mi segunda hija. Una explosión de fuego negro la calcinó viva. El poder de Nicéfora recayó en ella, yo nunca dejé de sentirlo por dentro, ¿qué fue lo que ocurrió?
1900
Hoy murió Victor. Lo llevé con la curandera apenas noté la maldad en él. No pudo hacer nada. El poder ya estaba en sus venas, una herencia demoníaca lo tenía atrapado. Al intentar exorcizarlo murió. No deseo tener mas hijos, solo la primera sobrevivió.
1965
No pude hacerlo, hoy nació mi cuarta hija. En estado embrionario la lleve con una bruja, ella me aseguró que no sufriría por la maldición de este poder, que podría vivir tranquila.
1990
Mi hija está embarazada, temo que mis nietos puedan tener el poder de la bruja. No quiero alarmarla, solo ruego que no pase.
1993
Ya no siento la maldad de la bruja."

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La casa del abuelo Wedge estaba sumida en el silencio. Caleb observaba perplejo el sector adonde hacía menos de dos segundos estaban su hermana y la mujer que había ido para llevárselos. Sin perder un minuto, levanto a su abuelo del suelo. Una gruesa capa de vidrio atravesaba su pierna derecha y su brazo izquierdo se encontraba quebrado. Dafne, en un extremo del pasillo, estaba inconsciente pero sin golpes graves. Caleb no sabía que hacer, intentó llamar a su madre, pero ella no podía llegar a tiempo, así que llamó a una ambulancia, rogando por que pudiese llegar para salvar a su abuelo.

- Caleb.. - Escuchó débilmente.
- Abuelo, ¿estás bien?
- No te preocupes por mi, anda con Dafne.
- ¿Te vas a curar?
- No creo, hijo.
- Pero si viviste cientos de años, creí que eras inmortal.
- No, nadie puede ser inmortal, tarde o temprano nos llega la hora a todos.
- No digas eso, no podés morir por esto, un vidrio no es nada, mereces algo mejor.
- No te preocupes, si muero ahora, entonces muero muy orgulloso de todos ustedes, eso es lo único que necesito. Y ahora escuchame: Tenés que leer la página 731 del libro que te mostré. Se tienen que prevenir, ustedes tres, de morir en manos de esa bruja. Esa página va a clarificar lo que quiero decirte.
- ¿Adonde está el libro?
- Abajo de mi cama, las cosas importantes siempre están ahí.
- Cuando llegue la ambulancia lo voy a buscar.
- No, es necesario que vayas ahora.
- Pero no te puedo dejar solo.
- Hace lo que te digo, necesitas leer eso urgente, para evitar otra tragedia.
- Pero..
- Solo buscalo, y... - la voz se le entrecortó y sus manos perdieron la poca fuerza que mantenían - mandale saludos a Dafne y Atlanta.

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- No te muevas - Varios disparos a lo lejos y una de las paredes que las encerraba se fundió por el fuego de la explosión. Nicéfora desapareció en la negrura de la habitación, mientras tanto Atlanta se apoximó a la pared destruida, la necesidad de huir la invadió, pero no lo haría, los demás la necesitaban.


Abajo, Dylan compactaba el metal en balas para dispararle a Alan.
- Por favor, ¿vos me vas a venir a atacar a mi? - En menos de dos pasos, Alan ya había llegado a estar a dos centímetros de su rostro. Una ola de fuego negro los atrapó a ambos, y Dylan cayó calcinado al suelo. Un ligero pulso lo seguí manteniendo con vida.
- Así va a aprender.
- ¿Qué pasó? - Preguntó Nicéforaque había aparecido al lado de su esposo.
- Intentaron atacarnos.
- No te lo tomes tan a la ligera, lo están logrando, ¿cuantos nos quedan ya?
- Nunca supe cuantos eran ni como se llamaban.
- Bueno, yo tampoco, pero aunque sea disimulalo, se van a enojar sino.
- No me importa, yo solo quiero tener a esos chicos, ya me cansé de jugar a perseguirlos.
- No estamos jugando, Baphonet, estamos intentando atraparlos.
- Entonces dejame decirte que bastante mal lo están haciendo. Yo no voy a seguir esperando a que estos peones hagan todo, los voy a buscar yo mismo.
- Hace lo que quieras, pero no te mueras.
- Ya no voy a morir.
- Eso espero, porque no voy a volver a traerte, y si querés tengo a la chiquita Wedge alla arriba.
- ¿Atlanta?
- "Nunca supe cuantos eran ni como se llamaban" - Lo burló.
Dos pares de alas negras partieron de la espalda de Alan y los impulsaron hasta la hbitación en donde estaba Atlanta.
- Atlis, hola. - Ella lo miró confundida.
- ¿Por qué me hablas así?
- ¿Cómo más te voy a hablar? Si sos mi amiga.
- No soy tu amiga, los amigos no se hacen esto.
- Atlis, yo estoy fingiendo, ¿o te crees que estoy haciendo todo esto en serio? Lo unico que se es que tengo poderes extraños y que esta bruja cree que soy el esposo. Si no las engaño no voy a poder seguir viviendo.
- No te creo.
- Atlis - le dijo mirándola a los ojos con su grisácea mirada - tenés que creerme, nunca te dañaría a vos, a Caleb, a nadie.
- ¿Por qué no le pones un fin a esto?
- No te preocupes, ya todo va a terminar. - Le dijo de forma consoladora.

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domingo, 20 de septiembre de 2009

Nuevo poder

La habitación estaba sumida en el silencio. Atlanta, horrorizada, se colocó detras de Caleb reprimiendo un grito de desesperación.

- Shh, si hacen lo que les digo no va a pasar nada - les dijo Gertrude con malicia en sus ojos.
- Que querés de nosotros?
- Solo quiero que vengan conmigo... se fueron muy rápido de la mansión la última, solo queremos tenerlos durante un período más... razonable.
- Yo te acompaño, pero dejalos - le dijo Atlanta.
-No me sirve tener solo a uno, necesitamos a los dos.
- Por favor, no me podes llevar solo a mi?
- No, y ya terminaron con mi paciencia - Con una expresión de asco en el rostro, Gertrude impulsó a el abuelo y Dafne hacia la ventana, destrozando la sala de estar. Al ver esto, Atlanta tomó a la bruja por detrás, tapándole la boca con la mano y desmayándola.
- Lo hice - dijo sorprendida - Cal, lo hi... -antes de terminar la frase, ambas desaparecieron dejando atrás la casa del abuelo. En su lugar, aparecieron en una habitación oscura y elegante, delante Nicéfora, que jugaba al ajedrez con Gluttony.
- Wow, que rapidez - dijo - pensé que ibas a tardar un poco más, mamá.
Se levantó del sillón y miró a Atlanta. Poco tardó en darse cuenta de que Gertrude venía como rehén y no como secuestradora.
- Que le hiciste, mocosa?
- No se - le respondió buscando una salida.
- No busques escapatoria, no hay puertas en este cuarto, solo se puede aparecer o desaparecer. Y como veo, no te sabes controlar.
- Yo no aparezco, bruja.
- Ah, no? - le dijo con un tono de fingida confusión - eso no es lo que me parece a mi. Vos tenés dos poderes: aparecerte y paralizar.
- Cómo lo sabes?
- Yo se todo, querida.
- Callate y decime que querés de mi.
- Tu esencia.
- Qué es eso?
- La esencia es todo lo que sos, tu poder, tus fortalezas y tus debilidades, todo tu ser. Pero no creas que hace falta morir para extraer tu esencia. No, no. La esencia tiene la capacidad de doblarse, de permitirte vivir con una copia de ella. Nadie nota la diferencia. No es como el alma, sería algo un par de estratos más abajo.
- Si te doy eso... nos dejarías en paz.
- Si, no soy tan rencorosa. Mientras tenga lo que quiero lo demás no me importa.
- Entonces hacelo.
-Chica valiente, eh?
Atlanta, desconsolada, lloraba en silencio. Sus pasos hacia la bruja le parecían eternos. No confiaba en ella. Sabía que le había dicho una mentira, pero era la única forma de salvar a su familia, a sus amigos.
Nicéfora flotaba a escasos centímetros del suelo y sostenía un bastón oscuro en sus manos. Parecía preparada para hacer alguna especie de ritual, pero un estallido la descolocó.

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