Buscar este blog

domingo, 28 de febrero de 2010

Recordando

Lo tenía sobre mí. Bestia asquerosa. Estos son los instantes en que uno se pone a pensar "¿Por qué hice tal estupidez?¿Por qué ayudé a este animal?". Me gustaría pensar que es porque lo quería, pero ya asumí que lo hice por el poder que iba a obtener. Si, soy una convenida, manipuladora. No me molesta, ya nada me molesta, si logró absorberlo ahora ya nada va a preocuparme. Sinceramente no se como vencerlo, es más fuerte que yo, pero voy a hacer lo posible para que no lo note.
- ¿Vas a matarme? - Le pregunté.
- Sería tan fácil... y es algo tan tentador.
- ¿Pero...?
- Pero es preferible dilatar tu dolor, hacerte sufrir.
- Que sádico, así es como me gustas - me acerqué a él, no tenía demasiadas opciones.
- No me toques, bruja.
- Jajajajaja - me levanté y lo vi a los ojos - ya no se quien habla ¿el demonio hueco o el muchachito inofensivo? Amor, estas perdido.
- No te conviene acortar esto, vas a morir más rápido... y yo sé que no querés morir.
- Parece que algo me conocés entonces.
- Podría decirse que sí.
Si lo maldigo va a contraatacar con el doble o más, tengo que atraparlo cuando esté desprevenido.
- Nicéfora... - ¡No! mis brazos empezaron a desgarrarse, la sangre mancha mi vestido. - ¿Te acordás cuando nos conocimos?
- ¿Querés que te responda sinceramente? - Hice un círculo mágico con la sangre e intenté curar las heridas, pero ahora tenía los cortes escritos: magia para que no pueda regenerarme.
- Si, respondeme sinceramente - se apoyó sobre la superficie invisible del círculo que nos separaba.
- No, no me acuerdo mucho, debe haber sido una fecha cualquiera.
- Zorra. - Empezó a golpear la pared con los ojos encolerizados y las alas en llamas. No lo tendría que hacer enojar ¿desaparezco?
- ¿Todavía tenés sentimientos?
- Ahora tengo algo de humano.
- Gracias a mi.
- Por culpa tuya.
- Ahora que estás tan sensible puedo confesarte algo, ¿dale?
- Cuidate, no digas algo de lo que te vayas a arrepentir.
- Me vas a matar de todas formas. - Le sonreí y aparecimos en una calle húmeda, fría y gris. - England.
- I forgot this place.
- Do you remember this? - Mi acento inglés es mejor que el español, debe ser porque sentía afinidad con este lugar, realmente no lo sé. Tomé una cajita que estaba entre unas enredaderas color musgo.
- Let me see it.
- It's all yours. - La cajita contenía un par de joyas egipcias. Él me las había regalado hacía siglos. Llenarlo de sentimientos puede hacer que baje la guardia.
- You loved this one - se rió y me dio un collar dorado, tenía el Ojo de Horus pendiendo elegantemente. Ese colgante permitía ver los sentimientos de la gente, a mi me causaba gracia ver siempre niebla violeta cerca de Baphonet. Nunca lo dejé usarlo sobre mí.
- Can I see through this now?
- Sure. - Una sonrisa malévola se dibujó en su rostro, el maldito seguramente estaba bañado en odio. Me coloqué el colgante y lo vi, bañado en rojo, parecía ensangrentado. Alrededor tenía una bruma negra que me dio escalofríos, realmente iba a matarme.
- I see... love - abrí los ojos y fingí sorpresa. Lo abracé y sentí que sus músculos se relajaban.
- This is how it feels like?
- Do you love me? - Nos transporté hasta la Eiffel Tower, flotamos sobre ella.
- Qué tan idiota me crees, Nicéfora?
- Lo suficiente como para caer en mi nuevo círculo.
Ambos miramos hacia abajo. El Hemiciclo formaba un circulo mágico que nos contenía a ambos, pobrecito.

Read more...