Ya habían pasado tres semanas desde la muerte de Atlanta. Después de unos días debieron volver al colegio, pero ya todo su edificio estaba vacío. Cuando intentaron entrar nadie los reconoció y les dijeron que ese edificio no había sido utilizado todavía porque la construcción no había finalizado.
- Pero si dejamos todas nuestras cosas acá. - Le gritó Caleb al cuidador.
- Cal, ya sabes lo que pasó. Vamos.
Haley intentaba controlarlo, pero tras salir del hospital Caleb estaba impaciente e histérico. Ambos sabían que los futuros problemas que deberían sufrir eran obra de Nicéfora, pero ¿qué más podían hacer?
- Ya no lo aguanto más, no podemos vivir así. ¿Qué más quiere de nosotros?
- Seguramente quiere que nos vayamos como los demás.
- Yo no le voy a dar el gusto.
- Pero si no la podemos enfrentar... ya lo intentaste... y mirá cómo terminaste.
- Eso quiere decir que tengo que fortalecerme.
-¿Cómo lo pensás hacer?
- No sé. Ya se me va a ocurrir algo.
- Yo quiero irme de acá, Caleb. Tengo miedo.
- No nos va a atacar. Como vos dijiste: sólo quiere que nos vayamos.
- Si no nos vamos ahora va a hacer cosas peores.
- Vos podés irte cuando quieras, no sientas que te tenés que quedar por mí.
- No podés solo, Cal.
- Tengo a mi mamá y a Dafne.
- Ellas no te van a poder proteger. Yo si puedo.
- ¿Entonces qué querés que haga?
- Nos podemos ir por unos días... para pensar con más tranquilidad.
- Eemmm... no conozco ningún lugar adonde podamos ir.
- Yo sí, cuando volaba para la casa de tu abuelo vi una casa abandonada. Era linda y estaba al lado de un lago. Podemos ir ahí ¿te gusta la idea?
- S-si...
- Entonces vamos. - Le dijo sonriendo y extendiéndole la mano.
Buscar este blog
viernes, 4 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)