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martes, 14 de julio de 2009

Amy y Haley, parte 1


La estación de Retiro estaba colmada de personas, todos con barbijos y demás precauciones por la gripe porcina. Haley y Amy bajaron del tren con varios bolsos, dispuestas a hospedarse en algún hotel lejano al Hemiciclo.

- Bueno, no tenemos mucha plata como para quedarnos en algún hotel caro, asi que nos vamos a tener que conformar con este. - Le comentó Amy a Haley mostrándole un folleto. - Llamé en el viaje y tienen una habitación para dos, no será uno cinco estrellas pero vamos a estar bien.
- No importa - le respondió Haley sonriendo - no soy muy exigente.
- Ok, mejor así. - Le dijo Amy devolviéndole la sonrisa.
Al pasar por la cuadra del hotel, vieron como un quinteto de jóvenes de apariencia Dark o Gótica las seguían hasta el hotel.
- Me dan miedo esos chicos, Amy.
- No los mires, si te hablan contestales que si e ignoralos.
- Ok.
Sin embargo, el grupo solo se registró en el hotel y dejaron de verlas al subir a sus habitaciones.
- Ahora estoy más tranquila - dijo Haley respirando profundamente. - No me dieron un buen presentimiento.
- No te preocupes, Haley, si total podés atravesar, no te pueden tocar.
- Es verdad, pero eso no es lo que me preocupa.
El asistente del hotel las llevó hacia su habitación en el cuarto piso de la edificación, ambas se tomaron su tiempo para instalarse y por la noche bajaron para cenar.
- Esto es muy aburrido, prefiero estar en mi casa. - Dijo Amy distraidamente.
- No te gusta mi compañía?
- No es eso, es que sos un poco aburrida...
- Perdón si te molesta tanto mi personalidad.
- No es tu culpa, debe ser así en esa islita. Encima en este hotel no podemos hacer nada, no tenías más plata en tu casa? No te dejaron una mínima herencia tus papas?
- No me gusta hablar de eso - dijo Haley mirando hacia otro lado - y no me digas esas cosas...
- Ay, dale, no me vas a decir que nunca te preguntaste algo de la herencia.
- No me fijo en los bienes materiales, me quedo con el afecto que me transmitieron mis padres durante todos estos años.
- O sea que se muerieron y ni siquiera te dejaron algo? - Al escuchar esto, Haley se levantó y la miró fijamente con sus ojos brillantes por las lágrimas.
- Decímelo de nuevo y ...
- Damas, por favor, no peleen - Les dijo un chico del grupo que vieron a la entrada. Al verlo Haley quedó perdida en sus atrapantes ojos plateados y solo pudo asentir con torpeza. - Me pueden seguir?
- Si - le respondió Amy con una voz perdida y soñolienta.
Cuando llegaron a la habitación del joven, vieron a los demás miembros del grupo: Una chica con el pelo rosa, otra con el pelo castaño y gafas, y dos chicos con el pelo rubio y negro azabache respectivamente.
- Al fin las trajiste, Caos, ahora tenemos la cena asegurada - dijo la chica de pelo rosa mientras lamía sus colmillos.

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Familia Wedge, parte 3

Tras una semana en el campo del abuelo, Caleb había logrado perfeccionar el uso del arma, mientras que Atlanta intentaba descubrir su poder.

- No pasa nada, me metí en wikipedia buscando cada uno de los poderes, los imprimí, los intento usar y no me sale ninguno.
- Puede ser que no tengas ninguno, Atlis.
- Me niego a creerlo, yo se que tengo alguno, aunque sea el más simple.
- Seguí intentando.
- Pero ya intente volar, me tiré desde el segundo piso a la pileta y lo único que conseguí fue un resfriado, intenté crear fuego, agua, viento, tierra y no sale nada, intenté hacerme invisible y según Dafne seguía ahí, ya no se cual usar...
Viendo a sus hermanos practicar, Dafne se acercó con cara de celos.
- Seguro que no tenés ninguno, nena, no sos especial.
- Solo venís para molestar o vas a ayudar, mocosa?
- No me digas así porque le voy a decir a mamá.
- Anda, no me importa.
- Mejor quiero ver como fracasas de nuevo.
- Te odio, lo sabías, Daf?
- Tenía una idea.
- Cal, acá encontré otro, telekinesis.
- A ver, intentá. - Le dijo Dafne riendo. - Yo te tiro un libro, vos intentá desviarlo.
- Ok. - Sin embargo, el libro se aproximó sin desviarse y fue justo a la frente de Atlanta, que con lágrimas en los ojos cayó al suelo.
- M diste en la cara, por qué no apuntaste para otro lado?
- Jajaja, admitilo, no tenés ningun poder. - Atlanta, colérica, se acercó a su hermana y la tomó de las mejillas.
- Escuch... - Con solo tocarla, Dafne se desvaneció paralizada.
- Wow, al final si tenías un poder - le dijo Caleb - les das miedo a las nenas hasta desmayarlas.
- No digas estupideces, no ves que puedo desmayar?
- Intentalo conmigo.
- Ok, acercate - Cuando Caleb se acercó, su hermana lo tocó e instantáneamente cayó desmayado al suelo.
- Que bien, tengo un poder - Exclamó feliz Atlanta.
- Atlis, que pasa que gritás - le preguntó la madre que salía hacia el patio - No!! que hiciste, hija?
- Tengo el poder de desmayar, ma.
- Qué??? Y ahora como los despertamos?
- Supongo que los tengo que tocar de nuevo. - Dijo Atlanta, quien no contenía su felicidad. Solamente con tocarles la cara, ambos volvieron en sí.
- Te odio!! - Le gritó Dafne mientras salía corriendo hacia su habitación.
- Dejala - le dijo la madre - está celosa.
- Ya no me importa, tengo poderes.

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