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domingo, 16 de agosto de 2009

Eva y Floyd


Dylan y David se habían escondido en un convento, lugar adonde David se sentía seguro. Eva y Floyd planeaban atraparlos por la noche en cuanto estuviesen dormidos. Nicéfora les había dicho que no se dejen llevar por las apariencias de los jóvenes, ya que tenían más poder del que se podría deducir al verlos. Cuando llego la noche, Floyd se transformó en un mosquito, entró a la habitación y por dentro abrió la ventana, permitiendo que Eva pudiese entrar.

- Hace silencio y agarra a David, yo agarro a Dylan.
- Y a vos quien te agarra? - le preguntó Dylan, que la miraba desde su cama.
- Oh, ya nos vieron - dijo Floyd al verlos. Detrás de él se creo un aro de fuego que lo dejó contenido en una especie de jaula.
- Perdón, hermano, pero mi Dios me va a perdonar porque lo hacemos en nombre del bien - le dijo David con los ojos rojos y brillantes. Mientras tanto un metal se enroscaba en el cuello de Eva, haciendo presión sobre sus venas.
- Él es el bueno, yo soy el malo - le dijo Dylan aún acostado - haces algo que no me gusta y te mato, haces lo que te digo y vivís un poco más. Ahora escuchame bien: Quiero que me lleves con Lillah.

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Zach, Megan y Emily



Las hermanas Baldwin y Zach descendian del autobús que los dejaba en Bariloche. Tras unas horas de viaje y bastante dinero, habían conseguido alejarse de Buenos Aires. Planeaban pasar allí las vacaciones y cuando todo hubiese vuelto a la normalidad volverían.

- A tomar mate cocido - gritó Zach con voz festiva.
- Por favor, Zach, nos estamos escapando, no estamos de vacaciones. - Replicó Megan.
- Pero un mate cocido no nos va a venir mal - le dijo Emily.
Los tres ingresaron al hotel y desempacaron en sus habitaciones: Megan dormiría con Zach y Emily sola en otro cuarto. Mientras Zach se bañaba, Megan intentó colocar la ropa en distintos armarios, pero un llanto la desconcentró.
- Emily... por qué lloras? - le preguntó.
- No quiero hablar de eso...
- Dale, Em, soy tu hermana.
- Te dije que no quiero!! - le gritó con lagrimas en los ojos.
- A mi no me faltas el respeto, que soy mayor que vos.
- Basta, Megan.
- Pero dejate de bobadas y decime que te pasa.
- Ayy, pero no entendés lo que es basta vos?
En medio de la discusion, Zach sale de bañarse con el mate en la mano y un sorbo se escucha en medio del incomodo silencio.
- Ahhh - suspiró Emily cuando escucho el sonido - lo que faltaba, ahora entra éste con el mate.
- A él no le decis nada, mocosa - una bofetada quedó marcada en su mejilla y Emily salió llorando hacia su cuarto, cerró la puerta de un portazo y del otro lado encontró a Tisiphone y Mark.
- Hola, ricitos de oro - le dijo Tisiphone - Mark, vos quedate con esta y yo voy a buscar a los otros dos.
- Ok, me voy a divertir un rato - miró con una pervertida expresión a Emily y se le arrimó. - Cómo estás?
Mientras tanto Tisiphone salió de la habitación y expulsó hacia el techo a la pareja.
- Se las hago corta: nos vamos, se mueren, le dan su poder a Alan y c'est fini. No intenten hablar, los hechicé.. ya hablaron bastantes bobadas... me había olvidado cuan inaguantables eran estos adolescentes.
En el cuarto, Mark intentaba tocar a Emily mientras ella se esforzaba por alejarlo.
- Sali de acá, puerco.
- No te resistas.
- Salí - sus intentos de zafarse de él no alcanzaban a alejarlo, pero en un momento el cuerpo de Mark perdió sus fuerzas y cayó inerte al suelo, rodeado de arena y con varios orificios en el pecho. Al verse la camiseta, Emily vió que de ella salían espinas de arena ensangrentadas.
- No... qué hice?
En la sala, Tisiphone desvanecía a Megan y la enviaba hacia el Hemiciclo, pero cuando intentó llevarse a Zach, Emily le arrojo una ola de arena, permitiendo que Zach escape.
-Andate, yo la retengo - Zach no dudó en huir y abandonó el cuarto en busca de ayuda.
- Gracias, ricitos de oro - le dijo Tisiphone - ahora me quedo con uno menos.
Ambas se evaporaron y se materializaron en una habitación absolutamente blanca.
- Acá no te va a funcionar nada.

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