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domingo, 1 de noviembre de 2009

Recuperación: Caleb



Su cara empalideció al ver la página que sostenía. Atlanta veía a la muerte delante de sus ojos. El poder de Nicéfora corría por sus venas. Pero ellos no lo sabían, de ser así no los hubiesen perseguido a todos, ¿por qué hacer algo tan tedioso e inútil?. Esa esperanza lo mantuvo con energías. De un solo salto bajó las escaleras y volvió con su abuelo. Su vida se había perdido, pero no iba a ser en vano, él estaba listo para salvar a su hermana. El tiempo era algo con lo que debía contar a favor, así que tomó a Dafne es sus brazos y la acostó en la cama de una habitación bajo llave, esperando que no vea las desgracias que la rodeaban. Al salir, intentó encontrar un medio de transporte, pero no halló nada.
- ¿Qué hago? ¿Qué hago? – Se preguntó a sí mismo. Sin tener ninguna respuesta comenzó a correr por el fangoso suelo del campo hasta llegar a la calle principal. Lo único que quería ver en ese momento era un automóvil o algo que lo pudiese acercar hasta Atlanta. Nada parecía salirle bien, tropezó y cayó fuertemente en el asfalto, haciendo que su rodilla sangrase en medio de un grito agonizante. De repente comenzaron a caer gotas del cielo, que luego se unieron en una fuerte tormenta, tapándole a Caleb todo el camino. No podía ver nada en dos metros a la redonda. Su voluntad comenzaba a resquebrajarse, caído y en el suelo, comenzó a llorar impotente.
Las gotas de agua drenaban la sangre de su rodilla, formando varios hilos de sangre alrededor suyo. Las gotas, inflexibles, seguían azotándolo. Cuando todo parecía haber terminado, dejó de sentir las gotas en su cuerpo. Éstas seguían cayendo, pero ya no las sentía, ya no lo mojaban, de alguna forma atravesaban su cuerpo. Lo único que sintió fue un leve peso en su hombro. Al girarse, la vio. Tan angelical, tan compasiva y tan enérgica. Haley estaba protegiéndolo.

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