Después de acostar a Atlanta en su cama, se ubicaron en los sillones del living.
- Bueno, les cuento la versión resumida ¿dale? Hace un par de días el demonio Alan/Baphonet empezó a tener problemillas matrimoniales con su esposa bruja. Eso era solo lo que todos veían, pero lo que realmente movía el enfrentamiento era el poder. Los dos querían más y la única forma de tenerlo era absorber los poderes del otro. Ninguno de los dos podía hacerlo porque ambos eran muy fuertes, así que Nicéfora decidió mandar a su marido al Infierno de nuevo. Pero parece que el plan le salió mal porque ella terminó ahí adentro y encima gracias a la ayuda de su ineficiente grupete.
- ¿Entonces esta muerta?
- Está peor que muerta, está atrapada ahí por toda la eternidad.
- Se lo merece...
- ¿Y Atlanta como está acá? - Preguntó Haley.
- Ah, a ella la revivieron para que sea una más del Hemiciclo, pero parece que terminó como esclava...
- ¿Sabés que va a pasar ahora?
- Si, una chica que se llama Eva viene a hablarnos, quiere que la ayudemos a matar a Alan.
- ¿Qué? - Atlanta vio perdida a su hermano.
- ¿Te borraron la memoria? - Él intentó tocarla pero ella giró y lo pateo, para estar tan desnutrida tenía una fuerza asombrosa, porque lo expulsó a dos metros.
- Él es tu hermano, Caleb. La bruja te debe haber hecho algo.
- Nadie me hizo nada.
Caleb se levantó y fue a agarrarla de los hombros de nuevo, la miró fijo y le dijo "Vamos a casa". No tuvo éxito, lo volvió a expulsar más lejos y ahora lo hizo sangrar.
- Caleb, puede ser un truco... puede que esta no sea tu hermana.
- Lo es, yo lo sé.
- Pero puede...
- Yo sé que es mi hermana.
- No soy hermana de nadie.
- Haley, ¿podés desmayarla?
- ¡¿Qué?!
- Desmayala, solo así voy a poder llevarla a casa. - Atlanta la miró desafiándola a que lo intente. Haley le dirigió una mirada a Caleb, resignada, y se acercó a la otra, atravesando una mano en su interior. Atlanta cayó desmayada sin siquiera poder pelear.
- Gracias.
- De nada.
Ambos se fueron volando, Caleb llevó consigo a su hermana, ahora que podía volar la situación se había equilibrado.
- ¿Jugás una carrera? - Haley lo desafió.
- Me gusta que puedas ser divertida en situaciones así. - Rió.
- De nada serviría simplemente quedarme callada todo el viaje, ¿no?
- Eso creo.
Cuando llegaron encontraron a su madre esperándolos afuera, con lágrimas en los ojos.
- ¿Y mi nena? - Apenas bajaron, se abalanzó a abrazarla. - Nosotros te vamos a cuidar, mi amor, ya vas a ver.
Haley vio a Caleb confundida, él le devolvió la mirada igual de confundido.
- Má, ¿cómo lo sabías?
- Yo le dije - Dafne, que estaba dormida cuando llegaron más temprano, salió de la casa con los ojos vendados. - Está toda sucia pobrecita.
- ¿Viste que antes tuvimos que internarla? Resulta que cuando Atlanta murió... Dafne comenzó a tener ataques y problemas en el cerebro... fue por una sobrecarga de información, dijo el doctor. Tu hermana ahora es omnipresente.
- Buuuh, asustate. - Le dijo con una carcajada a Caleb.
- ¿Eso quiere decir que ves todo?
- Estoy en todos lados todo el tiempo, se siente raro.
- Contanos qué fue lo que pasó hace rato.
- En garde - Te tengo atrapado, Baphonet.
- ¿Te crees que el no poder salir de acá te hace más poderosa?
- Así no vas a poder huir.
- Amor, la que va a querer huir de acá sos vos.
Llegó el momento de demostrar todo lo que se hacer.
La torre se iluminó de un blanco enceguecedor y a continuación cayó en la más profunda penumbra. Nadie oía nada, por fuera todo era gritos, autos, helicópteros y disparos, mientras que adentro reinaba el más profundo silencio. El Hemiciclo observaba con incertidumbre, desconfiados de lo que fuese a salir de allí. De repente la oscuridad empezó a comprimirse, como si fuese una especie de plasma. tomó forma humana, minúscula en comparación al tamaño del círculo. Cuando por fin terminó de formarse, distinguieron a Nicéfora, sentada al lado de un orificio en el suelo.
- Ayúdenme a sellarlo - gritó.
El círculo desapareció y todos se acercaron a sellar el orificio, para que el demonio no salga. Entre todos hicieron varias cadenas luminosas que tapaban esa puerta, mientras que Nicéfora se acercaba a susurrarle algo.
- Touché.
Un grito enardecido se escuchó desde el orificio, era desgarrador, impotente... y era de mujer. Tisiphone se tapó la boca horrorizada e hizo un circulo debajo de Nicéfora.
- Sos un animal. - Ella la miró y soltó una interminable carcajada que causaba escalofríos. Su sombrero cayó al suelo y de su cabeza salieron los dos cuernos como brasas de Baphonet.
Pasamos con Caleb por la casa de su madre, todo estaba bien, estaban viendo las noticias. No quisimos perder mucho tiempo así que apenas pudimos nos vinimos hasta Panamericana. Los autos estaban en llamas y cadáveres calcinados adornaban la calle. Un demonio rojo se acercó a nosotros cuando nos vio. Caleb le disparó y logramos huir. Descubrimos que debajo de esa casa flotante había una camioneta negra de la que salía una niebla gris, que a unos veinte metros se transformaba en distintos monstruos que no quise ver.
- Esa camioneta debe ser la principal, vayamos a espiar. - Él me tomó de la mano y corrimos hasta la niebla. Antes de tocarla atravesé el suelo para que pudiéramos quedar justo debajo de la camioneta, escuchando todo.
- ¿Cuando piensan volver? Me preocupa todo esto. - Era una voz de mujer.
- A mi no. Es sólo una pelea de pareja... llevada a gran escala y con el mundo de público, pero una peleita al fin y al cabo. - Una muchacha le contestó intentando sonar despreocupada.
- Te engañas sola, ambas sabemos que uno va a llegar muerto.
- No, ya vas a ver, sé un poquito más positiva.
- Se, una cosa es ser optimista y la otra una ilusa, vos sos ilusa.
- Pensá lo que quieras.
- ¿Realmente te parece que van a volver bien? - Ahora sonaba preocupada.
- Es lo que quiero creer.
- Si alguno muere... ya sabemos quién va a ser.
- Pero fueron a ayudarla, Tisiphone, Penélope, los demonios, todos los que tienen magia.
- Aún así... pará, ¿nosotras por qué seguimos acá?
- Creí que vos sabías.
- Uh, mejor nos vamos, a ver si nos agarran. Vos, esclava, vení para acá.
De repente todo pareció silenciarse, los alaridos de los demonios, los pasos incesantes, las explosiones.
- ¿Cómo se prende este artefacto?
- No sé nunca salí de día, y de noche yo vuelo.
- Yo igual... que maneje ésta entonces. - Se escuchó una bofetada.
- ¿Sabés manejar?
-S-sí. - Caleb tembló y me impulsó hacia arriba. No llegué a ver con claridad, pero apenas se soltó de mí, dirigió dos disparos hacia las mujeres que hablaban, pálidas y de pelo azabache, eran como las que nos habían atacado a Amy y a mí en el hotel. Cuando cayeron hechas cenizas, ví a una chica sucia, desnutrida, de mirada ausente y un pelo que, aún con la suciedad y el polvo, era rubio.
- ¡Atlanta!
