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martes, 29 de septiembre de 2009


La casa del abuelo Wedge estaba sumida en el silencio. Caleb observaba perplejo el sector adonde hacía menos de dos segundos estaban su hermana y la mujer que había ido para llevárselos. Sin perder un minuto, levanto a su abuelo del suelo. Una gruesa capa de vidrio atravesaba su pierna derecha y su brazo izquierdo se encontraba quebrado. Dafne, en un extremo del pasillo, estaba inconsciente pero sin golpes graves. Caleb no sabía que hacer, intentó llamar a su madre, pero ella no podía llegar a tiempo, así que llamó a una ambulancia, rogando por que pudiese llegar para salvar a su abuelo.

- Caleb.. - Escuchó débilmente.
- Abuelo, ¿estás bien?
- No te preocupes por mi, anda con Dafne.
- ¿Te vas a curar?
- No creo, hijo.
- Pero si viviste cientos de años, creí que eras inmortal.
- No, nadie puede ser inmortal, tarde o temprano nos llega la hora a todos.
- No digas eso, no podés morir por esto, un vidrio no es nada, mereces algo mejor.
- No te preocupes, si muero ahora, entonces muero muy orgulloso de todos ustedes, eso es lo único que necesito. Y ahora escuchame: Tenés que leer la página 731 del libro que te mostré. Se tienen que prevenir, ustedes tres, de morir en manos de esa bruja. Esa página va a clarificar lo que quiero decirte.
- ¿Adonde está el libro?
- Abajo de mi cama, las cosas importantes siempre están ahí.
- Cuando llegue la ambulancia lo voy a buscar.
- No, es necesario que vayas ahora.
- Pero no te puedo dejar solo.
- Hace lo que te digo, necesitas leer eso urgente, para evitar otra tragedia.
- Pero..
- Solo buscalo, y... - la voz se le entrecortó y sus manos perdieron la poca fuerza que mantenían - mandale saludos a Dafne y Atlanta.

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